06 agosto 2011

HIROSHIMA 66

HIROSHIMA 66
66º Aniversario de la Bomba Atómica sobre HIROSHIMA * 6 agosto 2011






Hace 66 años, el 6 de agosto de 1945, la aviación estadounidense lanzaba el primer bombardeo atómico de la historia sobre la población civil de la ciudad japonesa de Hiroshima, en el final de la Segunda Guerra Mundial.

Tres días después se repetía un ataque similar sobre Nagasaki...

Este acto bélico, cuyo objetivo fue la rendición rápida e incondicional de Japón a los Estados Unidos, produjo la muerte de alrededor de 120.000 japoneses, en su casi totalidad civiles, dejando un saldo de casi 300.000 heridos, entre los cuales gran cantidad todavía presenta variaciones y mutaciones genéticas debidas a la radiación a la cual estuvieron expuestos. Los problemas biológicos y anatómicos, por tanto, persisten hasta nuestros días dentro de la población japonesa.

La memoria de Pearl Harbor sirvió de justificación para el ataque atómico. El 7 de diciembre de 1941 los japoneses habían tomado por sorpresa a los estadunidenses, atacando el puerto de Pearl Harbor. Ese día se hundieron 19 barcos y murieron cerca de 2.400 soldados y marineros. El 6 y 9 de agosto de 1945, los norteamericanos sorprendieron a los japoneses, destruyendo las ciudades de Hiroshima y Nagasaki con dos bombas nucleares. Sin embargo, el saldo de muerte entre los japoneses fue de 240.000 personas, 100 veces el daño causado en Pearl Harbor...



Una antigua fotografía de Hiroshima, antes de agosto de 1945, corriente arriba sobre el río Motoyasu, hacia lo que más tarde se convertiría en la más famosa de todas las vistas de esta ciudad japonesa y donde se aprecia la cúpula abovedada del Edificio de Comercio, cerca de la que sería la zona cero, diseñado por el arquitecto checo Jan Letzel y finalizado en abril de 1915.








Otra vista del Edificio de Comercio de Hiroshima, tomada en 1915, tras su finalización...



El Comandante A.F. Birch, numerando la Bomba, que llamaron "Little Boy", antes de cargarla en el remolque para llevarla a bordo del B-29, el bombardero " Enola Gay ", en la base de la isla Tinian, en las Marianas, en 1945. Junto a él, a la derecha, se encuentra Norman Ramsey, a quien más tarde, en 1989, le darían el premio Nobel de Física...



"Little Boy" fue el nombre con que se bautizó a la Bomba Atómica lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Se lanzó desde el bombardero estadounidense B-29 llamado "Enola Gay", pilotado por el teniente coronel Paul Tibbets, desde unos 9.450 m de altura. La Bomba explotó a las 8:15 am, aproximadamente, cuando alcanzó una altitud de 600 metros.

"Little Boy" era un bomba de diseño sin probar el día del lanzamiento, ya que la única prueba anterior de un arma nuclear (prueba Trinity, realizada cerca de Alamogordo, Nuevo México) correspondía al diseño de plutonio, mientras la bomba que estalló sobre Hiroshima era de uranio, que no albergaba tantas dudas sobre su fiabilidad.

Presentaba un aspecto de bomba alargada de color verde oliva y chata, con alerones cuadrados de los cuales sobresalían sensores de radar y barométricos. Pesaba unas cuatro toneladas y se fijó al avión con unos ganchos especiales.

Llegada en partes a Tinian el 26 de julio de 1945, una parte fue transportada por el infortunado USS Indianapolis (CA-35) y la otra por transporte aéreo.

Una vez ensamblada y armada bajo las más estrictas medidas de seguridad, quedó a la espera y se requirió hacer al costado de la pista un foso para depositar en él la bomba. El "Enola Gay" tuvo que colocarse encima de este foso para que la bomba, mediante gatos hidraúlicos pudiese ser levantada y colocada en el compartimiento destinado a ella.

El B-29 "Enola Gay" necesitó de toda la pista para despegar con la bomba, que fue armada en vuelo por el técnico William Sterling Parsons. Ello consistía en colocar los pequeños sacos de pólvora convencional para el cañón, armarla eléctricamente, comprobarla y quitar los obturadores de seguridad, colocar unos obturadores rojos y sustituir los verdes.

Fue la primera de las dos únicas bombas atómicas (junto con "Fat Man") que han sido utilizadas contra ciudades. Estas bombas son armas genocidas, tienen la capacidad de extinguir poblaciones completas a lo que debe añadirse la radiactividad residual....



El "Enola Gay", uno de los 15 bombarderos B-29 modificados para lanzar bombas atómicas y fue el que lanzó la primera durante la Segunda Guerra Mundial sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, el 6 de agosto de 1945. La bomba fue bautizada como "Little Boy".

El bombardero despegó de Tinian, un islote de las islas Marianas. El nombre del avión era el de la madre del piloto, el coronel Paul Tibbets.

El "Enola Gay" ha sido completamente restaurado y actualmente se expone en un hangar del Centro Steven F. Udvar-Hazy del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsonian, cerca del Aeropuerto Internacional Washington-Dulles, Virginia.



Paul Tibbets fue el piloto estadounidense del bombardero B-29 "Enola Gay", el avión que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial.

Una vez formados los equipos de vuelo y habiendo recibido bombarderos B-29 especialmente construidos para la misión de bombardeo atómico, bautizó su aparato con el nombre de su madre Enola Gay Hazard Tibbets, que pasaría a la historia siempre relacionada con Hiroshima.

Después de la misión, Tibbets permaneció en el servicio. En todas las entrevistas que otorgó a lo largo de su vida expresó incontables veces que no sentía ningún tipo de remordimientos como los expresados por otros miembros de su tripulación y que volvería a hacer lo mismo bajo las mismas circunstancias.

Tibbets falleció en Ohio a la edad de 92 años, en el día de Todos los Santos de 2007. Dejó esposa y tres hijos.



Una vista aérea de Hiroshima, tomada poco antes de que la Bomba Atómica fuera dejada caer sobre ella, el 6 de agosto de 1945. La panorámica muestra una zona muy densa, muy urbanizada, de la ciudad sobre el Río Motoyasu, que discurre corriente arriba...

Ese 6 de agosto de 1945, Hiroshima (350.000 habitantes) se preparaba para vivir un día de calor aplastante, barrenado por el grito de las cigarras en el tórrido verano nipón. La bomba, cargada por la fortaleza volante" Enola Gay", había salido al alba de la ciudad de Tinian, en el Pacífico, y estaba a punto de estallar y de arrasar la ciudad en un 90 por ciento...


El 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima, situada en Honshu, la isla principal del Japón, sufrió la devastación, hasta entonces desconocida, de un ataque nuclear. Ese día, cerca de las siete de la mañana, los japoneses detectaron la presencia de aeronaves estadounidenses dirigiéndose al sur del archipiélago; una hora más tarde, los radares de Hiroshima revelaron la cercanía de tres aviones enemigos. Las autoridades militares se tranquilizaron: tan pocos aviones no podrían llevar a cabo un ataque aéreo masivo. Como medida precautoria, las alarmas y radios de Hiroshima emitieron una señal de alerta para que la población se dirigiera a los refugios antiaéreos...



A las 8:15, el bombardero B-29, “Enola Gay”, al mando del piloto Paul Tibbets, lanzó sobre Hiroshima a “Little Boy”, nombre en clave de la bomba de uranio.

Un ruido ensordecedor marcó el instante de la explosión, seguido de un resplandor que iluminó el cielo. En segundos, una columna de humo color gris morado con un corazón de fuego (a una temperatura aproximada de 4000º C) se convirtió en un gigantesco “hongo atómico” de poco más de un kilómetro de altura. Uno de los tripulantes de “Enola Gay” describió la visión que tuvo de ese momento, acerca del lugar que acaban de bombardear: “parecía como si la lava cubriera toda la ciudad”.

Esta foto está tomada pocos minutos después de las 8:15 h, el 6 de agosto de 1945, y aún se aprecia la columna de humo creciente de la explosión atómica encima de la ciudad de Hiroshima. El intenso destello de luz y calor de la bola de fuego de 370 m. de diámetro ya había ocurrido, mientras la onda expansiva irradiada (más rápida que la velocidad del sonido) también se había disipado: ya se había hecho la mayor parte del daño en las estructuras y a la gente en un círculo 3,2 kilómetros...



Tokio, localizado a 700 kilómetros de distancia, perdió todo contacto con Hiroshima: hubo un silencio absoluto. El alto mando japonés envió una misión de reconocimiento para informar sobre lo acontecido. Después de tres horas de vuelo, los enviados no podían creer lo que veían: de Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra...



Una vista de la Zona Cero en Hiroshima semanas después del fatídico día, mostrando a la destrucción total como resultado de la caída de la primera Bomba Atómica. El hipocentro (el punto directamente debajo de la explosión de bomba) es visible en esta fotografía, aproximadamente donde he dibujado un punto rojo...



Una de las pocas fotos en color que se hicieron de la Hiroshima devastada, pocos meses después...



En muchas superficies, el calor y la fuerza salvaje de la explosión dejaron una impronta sobre paredes y suelos, como en esta pared en la se ve claramente la denominada “sombra nuclear”, donde la deflagración imprimió las siluetas de algunas personas, cuyos cuerpos fueron pulverizados de forma instantánea...



Los daños materiales fueron incalculables, pero la verdadera tragedia fue la pérdida de vidas humanas. Hiroshima, con una población de 350.000 habitantes, perdió instantáneamente a 70.000 y en los siguientes cinco años murieron 70.000 más a causa de la radiación...

Hubo miles de casos de incineración súbita, carbonizaciones parciales y quemaduras de personas expuestas hacia el hipocentro del estallido, a más de 10 km de la zona cero...


Pero el horror no había terminado. Días después de que la bomba atómica destruyera la ciudad, los médicos comprobaron asombrados que la gente seguía muriendo en forma enigmática y aterradora, de síntomas desconocidos; "al principio los médicos y cirujanos trataban las quemaduras como cualquier otra, pero los pacientes se licuaban por dentro y morían. Ningún médico había visto nada igual".

"Sin alguna razón aparente, su salud comienza a deteriorarse -escribía Wilfred Burchett en su reportaje-... Los médicos japoneses les inyectan vitaminas, pero la carne de los enfermos se pudre al contacto con la aguja. Hay algo que acaba con los glóbulos blancos, pero no sabemos qué es.."


Hibakusha ("persona bombardeada") fue el término con que los japoneses designaron a los supervivientes. Oficialmente hubo más de 360.000 hibakusha (entre Hiroshima y Nagasaki) de los cuales la mayoría, antes o después, sufrieron desfiguraciones físicas y otras enfermedades tales como cáncer y deterioro genético.

Paradójicamente, muchos de los hibakusha fueron víctimas dobles: de los norteamericanos y de sus propios compatriotas, que le discriminaron durante años debido a que “la radiación se creía contagiosa”.

'La gente normal no nos dejaba acercarnos', explicaba uno de los hibakusha años después. "Algunas víctimas de las bombas ocultaron los ocurrido y pudieron encontrar trabajo, pero, en cuanto se les declaraba alguna de las mil y una dolencias derivadas de la radiación, eran fulminantemente despedidas".


Según los testimonios de quienes presenciaron la devastación, los sobrevivientes de la explosión parecían fantasmas que deambulaban entre cenizas y humo. Como la mayoría de los médicos y enfermeras estaban muertos o heridos, mucha gente herida no tenía a dónde ir, así que permanecían frente al lugar donde estuvo su casa, desolados...


Hoy Hiroshima es una ciudad moderna que posee una de las poblaciones japonesas más cálidas y acogedoras; las personas están orgullosas de lo que son y de lo que tienen, y han logrado superar con creces lo que los marcó. Los niños en las calles, los adultos en sus conversaciones, los monumentos en los parques, todos recuerdan constantemente la importancia y la búsqueda incansable de la paz.

Hoy Hiroshima se muestra como ejemplo de un pueblo que, frente a una tragedia como ninguna otra, encontró la unión y la fuerza para salir adelante. Hiroshima es sinónimo de gente que perdona y que lucha constantemente por la paz mundial y su visita, además de satisfacción, proporciona grandes enseñanzas...





Japón prometió nunca fabricar o poseer armas nucleares, pero durante su reconstrucción y modernización después de la Segunda Guerra Mundial adoptó la energía nuclear, hoy fuertemente cuestionada después de la reciente catástrofe en la central de Fukushima, dañada por el tsunami que provocó el terremoto de magnitud 9 y los posteriores problemas por los escapes de radioactividad. Un debate que continúa y que pretende acabar con el mito de la seguridad nuclear...

Lorenzo López Carrillo
6 agosto 2011