28 diciembre 2011

La sonrisa de la mona CHITA

La sonrisa de la mona CHITA

Ha muerto la mona CHITA... La noticia se conoció hoy, "día de los inocentes", provocando las lógicas reservas e incluso la incredulidad... Pero el caso es que la fiel compañera de TARZÁN, protagonista de las películas de los años 30 y 40, murió el pasado 24 de diciembre en un centro de acogida para primates en Florida, a los 80 años de edad. 







La célebre mona, porque para nosotros siempre fue ella, aunque para los anglosajones era Cheetah, él, era un macho chimpancé que la encarnó en cuatro de los filmes clásicos de Tarzán (aunque no el primero ni el último, ya que la famosa acompañante tuvo cerca de una decena de chimpancés que la sustituyeron en rodajes de secuencias de la saga). Lo que sucedió es que a causa de los extranjerismos su pronunciación en español sonaba claramente a femenino, y es aquí que el mundo de habla hispana lo conoció como mona, pero en el mundo anglosajón y, posiblemente en el resto del mundo, se reconoce a este personaje como masculino. 


Nosotros no sabíamos nada de todo esto. Nosotros veíamos a Tarzán en taparrabos gritar «¡Chita! ¡Chita! ¡Ankagua!» y salía la "mona" y hacía sus monadas. Ella ponía el contrapunto cómico, pero también sacaba del apuro a su amigo humano, que siempre se metía en líos por culpa de una hembra de su especie, ¡qué cosas...!



Chita murió la víspera de Navidad en la reserva de primates Palm Harbor, Florida, donde el primate pasó sus últimos 50 años. En su página web se puede encontrar un pequeño homenaje que ha elaborado la Fundación, recordando la despedida de “un amigo  y un miembro más de su familia”.


Según el relato oficial de su vida, se llamaba Jiggs y había nacido en 1932 en Liberia, de donde se lo trajo su primer propietario, Tony Gentry, bajo la chaqueta en un vuelo de Pan Am. El "personaje" fue añadido por la industria cinematográfica, puesto que no figura en ninguna de las novelas originales de Tarzán escritas por Edgar Rice Burroughs.


Los niños de mi generación, que ya estamos cerca de la cincuentena, nos criamos con Weissmuller haciendo de rey de la selva en "Primera Sesión", los sábados por la tarde en TVE.






A nuestra querida mona el éxito profesional le llegó de la mano de Maureen O'Sullivan en la segunda entrega protagonizada por Johnny Weissmuller, "Tarzán y su compañera" (1934), en el que el título se refería a Jane y no a Chita. 




Tras otros tres filmes, su fama estaría asegurada... 


Johnny Weissmuller, el campeonísimo nadador de los años 20, fue uno de los mejores nadadores a nivel mundial: ganó cinco medallas de oro olímpicas y una de bronce. Además, ganó 52 campeonatos nacionales estadounidenses y estableció un total de 67 récords mundiales. 




Después de su carrera como deportista, se convirtió en el sexto actor en encarnar a Tarzán, papel que interpretó en 12 películas, siendo el Tarzán que más popularidad ha alcanzado en la historia de la caracterización de este personaje.

En 1936, Chita interpretó en “Tarzán escapa” (Tarzan escapes). Luego llegó “Tarzán encuentra un hijo” (Tarzan finds a son) del año 1939. Y ya, por último, Chita también estuvo en 1942 recreando su papel en “La aventura de Tarzán en Nueva York” (Tarzan’s New York adeventure).

En su carrera aparece también el haber interpretado el papel de Chee-Chee, el chimpancé del Doctor Dolittle y haber ganado un premio, el Calabuch, en el Festival Internacional de Cine de Comedia de Peñíscola de 2006.




Considerado el mono más viejo del mundo por la lista del récord Guinness, Jiggs-Chita ha muerto tras sobrevivir a todo el resto del reparto, incluidos Boy (Johnny Sheffield, fallecido en 2010) y los cientos de porteadores de los safaris diezmados por la terrible tribu de los Gaboni. 
Entre los grandes momentos de su vida está el que en su 75 cumpleaños la gran primatóloga Jane Goodall le cantara el Happy Birthday en el idioma natural de los chimpancés de Tanzania. Paralelamente, hubo una campaña para que Chita tuviera merecida huella en el paseo de la Fama de Hollywood.

La mona Chita siempre destacó por su simpatía y obediencia, tanto dentro como fuera de los platós. Inconfundible era su sonrisa con sus labios para fuera. A Chita le encantaba el fútbol y pintar con los dedos: firmaba sus cuadros con brochazos de colores y con la huella dactilar de su dedo índice; luego vendía sus lienzos por 115 euros, que era buena una ayuda para financiar la reserva de Florida donde vivía desde los años sesenta.

Lorenzo López Carrillo
28 DIC 2011




17 diciembre 2011

CESARIA EVORA, la reina del blues caboverdiano

CESARIA EVORA, la reina del blues caboverdiano



La Reina del blues caboverdiano, una sugerente mezcla entre fado portugués, modinha brasileña, tango argentino y el lamento angoleño, también conocida como diva de los pies descalzos, por salir al escenario sin zapatos para denunciar la pobreza de su país, mi admirada cantante CESARIA EVORA, la mismísima voz de la melancolía, ha fallecido este sábado a los 70 años, que cumplió el pasado 27 de agosto...

En septiembre decidió, por problemas de salud, retirarse de los escenarios, ésos en los que actuó por todo el mundo, desde hace tan sólo hace unos 20 años, cuando le llegó el éxito internacional después de llevar casi toda su vida derrochando talento por bares y tabernas...


Cesaria Evora aprendió a cantar en el coro de un orfanato de Mindelo, un pueblo en la isla de São Vicente, en el archipiélago de Cabo Verde, frente a la costa occidental de África. Hija de una cocinera y un músico, su padre, que tocaba la guitarra y el violín, falleció cuando la joven tenía apenas siete años de edad y quedó entonces bajo responsabilidad de su abuela, siendo criada y educada por monjas en un orfanato.







Entre las coordenadas geográficas de su pequeño territorio casi perdido en el Atlántico, esa niña apenas había superado la muerte temprana de su padre y el trabajo de su madre como cocinera no alcanzaba para criarla a ella y a sus seis hermanos.


Esas experiencias, así como la nostalgia, el amor y la dura realidad de su país, la melancolía y el sufrimiento, fueron los temas de sus canciones desde sus comienzos en los años '50, cuando comenzó a cantarlas, a los 16 años, en bares y fiestas, comenzando así a construir una pequeña fama local con sus canciones tristes, sobre el amor, la pobreza y el mar, en especial bajo la forma musical más tradicional de Cabo Verde, la "morna", un ritmo que tiene raíces en el fado portugués, la modinha brasileña, el lamento angoleño y el tango argentino. Sobrevivía con lo que le pagaban en esos sitios: poco, pero lo suficiente para poder vivir. La melancolía y el sufrimiento fueron el tema de sus canciones desde sus comienzos...


Considerada como el blues de Cabo Verde, esa música pasó a ser la mejor cómplice de esta mujer de voz profunda y emotiva que también le canta a su tierra, a la lluvia que escasea en las islas y a la emigración de los caboverdianos, de los que se dice hay más fuera que en el mismo país.

Pasaron muchos años antes de que el mundo la conociera... Sin mayores aspiraciones, Evora pasó largo tiempo sumergida en la soledad y en una lucha constante con el alcohol, hasta que en 1985 recibió una llamada telefónica que cambió su vida: era el músico caboverdiano José da Silva, quien le proponía hacer unos conciertos en Portugal; Da Silva se convertiría en el mentor de la carrera internacional de Evora y también en su productor.


Ya próxima a los 50 años de edad, la vida de Evora cambió de rumbo y, siempre en la compañía de Da Silva, inicia una serie de visitas a París.Tenía 47 años cuando ofreció varios conciertos en Lisboa y a continuación grabó en París su primer disco: "La diva de los pies descalzos" (1988), nombre que salió de su costumbre de presentarse descalza como una muestra de solidaridad con los pobres de su país y con el que se la reconocerá para siempre.


Sólo bastó este disco para alcanzar la fama y seguir con una carrera imparable con otros diez trabajos, entre los que están "Distino di Belita", "Mar azul", "Miss Perfumado", "Café Atlántico", "Rogamar", "Voz d’amor", con el que ganó el Grammy en 2004, y "Nha sentimento", el más reciente. Un trabajo consistente que la llevó a ser invitada permanente de escenarios en todo el mundo.


La cantante se lanzó entonces a recuperar el tiempo perdido, con giras mundiales abarcando tanto Estados Unidos como Suecia, Japón o Senegal.
En cada concierto, Evora subía al escenario con los pies descalzos, y habitualmente se permitía una pequeña pausa entre canción y canción para disfrutar de un trago de cognac o un cigarro.



En los años '90 le llegó su consagración con teatros llenos en toda Europa, Estados Unidos, Japón, Montreal y Lisboa, donde la policía tuvo que detener a un grupo de seguidores que no pudo entrar al teatro. La crítica alabó entonces la devoción y simpleza de su estilo, así como su pasión en la interpretación con “una voz que tiene un sabor extravagante a coñac y tabaco”.


La entrañable intérprete parecía incansable a la hora de expresar sus sentimientos y los de su país a través de la música, pues ni siquiera sus quebrantos de salud la frenaron. En 2007 superó un problema coronario; en 2009, un derrame, y el año pasado, un infarto. Problemas que parecerían una consecuencia de la tristeza y nostalgia de su música, pero que en Cesaria son sólo otros pasajes de una vida a la que ella le canta en creole-portugués y que hasta ahora no ha necesitado traducción. Después de todas estas complicaciones de salud, incluyendo la operación a corazón abierto en 2010, la cantante anunció su retirada de la música, cancelando los conciertos que tenía previstos, el pasado 23 de septiembre...



CESARIA EVORA era una diva singular, campechana, segura de que su lugar en el escenario, por primordial que se definiera en todo el mundo, se limitaba a dejarse escuchar. Y cuando suponía que había cumplido su función, le basta decir "¡ya!" y regalarle al público un gesto que confirmaba también el final. 


Puede que en las grandes urbes europeas la trataran como la superestrella que era, la cantante que desde principios de los '90 se convirtiera en una leyenda musical que llenaba los teatros más famosos. Sin embargo, en São Vicente, Cize parece una habitual señora de pueblo, conocida y reverenciada por los vecinos que la saludan al pasar como harían con alguien a quien han visto toda la vida, ocupada en simples tareas cotidianas.


Los recorridos nocturnos de Cesaria sólo tenían una función placentera; quizá se tratara de la misma ruta que recorría a pie veinte o treinta años atrás. Y cualquier paseo puede tener un fin inesperado, como el de la escena en que la comitiva se detiene en casa de una conocida a comprar unos kilos de frijoles para la feijoada del día siguiente. Así era Cesaria...


Lorenzo López Carrillo
sábado 17 DIC 2011
La Orotava, Tenerife, Islas Canarias




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En el TELEDIARIO de la 1 de TVE emitieron el siguiente vídeo con la noticia y una reseña sobre su vida y obra...